sábado, 23 de julio de 2011

Écija

Recuerdo que cuando era pequeña Écija era la casa de mi abuelo. Se reducía a eso, a esa casa en calle caballero. Yo llegaba un sábado por la mañana y pasaba todo el fin de semana allí con mis abuelos, mis tíos y mis primos. Al morir mi abuelo (parece que han pasado siglos), Écija pasó a ser la casa de mi abuela.




Pero no sé cómo, tras cierta fiesta de año nuevo allá por el 2006, Écija empezó a crecer y pasó a ser la casa de mi abuela, la de mi primo, las de mis amigos, el zytio, el liberty, el botellódromo, el olivo, etc. De un día para otro Écija creció dentro de mi de tal manera que siento la necesidad física y psicológica de pasar allí cierto tiempo al año. Si no lo hago lo echo muchísimo de menos.



Muchas gracias a todos los que haceis que este pueblo sea tan especial, que se haya convertido en mi pueblo (y sí, ya estoy aquí para pasar la semanita ^^).


lunes, 18 de julio de 2011

Fin de una era

Ayer fui al cine a ver la última peli de Harry Potter. Se acabó, ya no hay más. Esto me ha hecho pensar en mi primer encuentro con Harry Potter. Yo tenía 11 años y fui con mi padre a la tienda del VIPS (cuando tenía una tienda y un restaurante). Mi padre vio los libros en un pack de tres y me dijo que un amigo suyo le había dicho que estaba muy bien para los niños. Entonces me los compró.
Y al empezar a leer el primer libro descubrí que tenía dos cosas en común con Harry Potter: la edad y las iniciales. Para cuando comencé el segundo ya no teníamos la misma edad, pero a mi poco me importaba, ya me había enganchado.

Hace 10 años mi padre me compró sus libros. Hoy he visto su última película. Esto es un adiós a parte de mi infancia y mi adolescencia. Adiós a Harry Potter.

jueves, 7 de julio de 2011

Anecdotas y sucesos de los primeros días

AVISO: Macroentrada escocesa como resultado de una tarde sin nada que hacer a continuación

El segundo incidente: las duchas

Miercoles por la tarde, primer día del viaje propiamente dicho. Tras patearnos toda la Old Town de Edinburgh (una preciosidad), decidimos darnos una ducha. En nuestra planta tenemos dos duchas (para las 24 personas que nos alojamos en ella), aunque no tuvimos problemas porque estaban vacias. Como compartimos el gel y el champú, María y yo decidimos coger cada una un bote y abrir las duchas un poco para cambiarlos cuando hubieramos terminado. Gritando acordamos cambiarlos y cuando María abre un poco la puerta de su ducha y pega un grito "Herminia, ¿por qué no me has avisado?". Al parecer uno de nuestros compañeros de habitación, al que llamaremos "el novio" para mantenerlo en el anonimato (y por que no tenemos ni idea de como se llama), entró en el baño justo cuando María abría su puerta y...(¡pilotoo!)... se le vio un seno.



Sé lo que os estais preguntando todos ahora mismo, y la respuesta es sí. Conseguimos intercambiar el champú.

Tercer incidente: el secador

Me dispongo a relatar el que hasta ahora es el suceso más traumatizante de nuestro viaje (al menos para Mary G): el incidente del secador. Después de ducharnos y vestirnos para salir de pubs, nos toca peinarnos. María saca su equipo técnico (secador y plancha) y busca desesperadamente un enchufe para el mencionado equipo. ¡Horror, no hay enchufes en los servicios!* María busca por todas partes, ni un p*** enchufe en todo el baño. Entonces se dirige a la habitación. Imposible, hay gente durmiendo (¡¡¡¡¡a las 8 de la tarde!!!!!). Resignada, María se dispone a arreglarlo todo manualmente, sin ayuda artificial (bueno, quizás un par de horquillas al principio...). Al final todo salió bien, pero la cara de terror de María cuando se dio cuenta de que no había enchufes fue monumental.

*nótese la ironía

Anecdota primera:

Y llegó la hora de contar la salida. Al principio todo bien, fuimos hasta Greenmarket (que es como una plaza pero alargada) y entramos en uno de los pubs (el que tenía pintas de oferta). Nada más entrar, oímos a unos españoles que acababan de comprar cerveza. Como no nos acordabamos del nombre de la cerveza rubia, les preguntamos y nos dicen que no lo saben y que si llevamos el carné de conducir o el pasaporte. Nos explican que solo les han vendido a los que tenían carné de conducir porque la camarera decía que no conocía el carné y que no sabía si era falso o no. Yo no llevaba el pasaporte y no tengo carné de conducir. Aún así decidimos probar suerte en la barra.
Al enseñarle en carné a la chiquilla, nos pone cara rara y nos dice que si llevamos pasaporte. Se me descompuso la cara. Le respondí que no, pero que ese era el ID de mi país. Nos dijo que no nos podía verder porque ya les había dicho que no a nuestros amigo (mientras todo esto se sucede yo saco de mi cartera 20000 tarjetas distintas con mi nombre y mi fecha de nacimiento). Con cara de falso asombro decimos "¿Qué amigos? We are alone, alone". Ella se pone a mirar todas mis tarjetas, finalmente me vende la jodida pinta pero no sin antes amenzarnos "como os vea con los españoles no os vendo más". Al final todo salió bien, los españoles se acercaron al rato y nos fuimos a otro pub todos juntos. Luego ellos se fueron y conocimos a unos argentinos.
Mucho español y poco inglés pero una buena noche. Además, la alternativa era morir por aburrimiento continuado en nuestro albergue.

Segunda anecdota: montaña arriba

Seré breve: Hoy hemos subido una montaña.

En la larga subida llegamos a un claro y tenemos dos opciones, subir hasta otro pico más alto aún o empezar a bajar hasta el otro lado.

María: ¡Venga Herminia! Vamos a seguir subiendo, ¿dónde está tu sentido de la aventura?
Yo: Si, aventura. Me cago en tí María.

Llegamos a la cima y empieza a llover. A llover mucho.

María: ¡Uy! Herminia, que yo tengo vértigo
Yo: ¬¬ (Are you fucking kidding me)




Y eso es todo por ahora. Enhorabuena a todo el que haya sido capaz de tragarse nuestras chorradas. Y a los que no Shame on you! (Vergüenza debería daros)

miércoles, 6 de julio de 2011

Llegada a Edimburgo o el primer "incidente" del viaje

Acabo de llegar a Edimburgo con Mary G. y ya he hecho una de las mias.

Entre muchas risas y cachondeo hemos salido del pais en uno de esos estrechos aviones de Ryanair.
A Mary le da por decir ¿a ver si se cae el avión?. Resultado: turbulencias todo el viaje. Pero eso son minucias, lo mejor es cuando salimos del avión, nos mandan en bus al aeropuerto, cogemos la maleta y entramos en los lavabos. Entonces me doy cuenta de la primera cagada del viaje... me he dejado mi chaqueta de cuero en el avión. Lo bueno, que no hace tanto frio y me las voy a poder apañar con la sudadera. Aún así tenía que comentar la primera cagada.

Luego hemos salido del aeropuerto y hemos cogido un maravilloso autobús por 6 libras ida/vuelta que solo tarda 20 min. en llegar al centro de Edimburgo. El día de mañana promete, por lo poco que hemos podido ver esta noche. Y, a dos calles de la estación de trenes, estaba nuestro albergue, High Street Hostel, con una simpatiquísima recepcionista. Por ahora tiene buena pinta, aunque un ambiente tranquilo.

Y con esto y sin bizcocho, me despido por esta noche. Aunque ¡no os creais que os vais a librar de mi!, seguiré contando nuestras edimburguesianas aventuras por aquí.

Muchos besos a todos